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Bolivia mola

La frontera entre Paraguay y Bolivia por la que te lleva la transchaco se llama Infante Rivarola. No hay nada, solo un par de casetas cada una para las oficinas aduaneras correspondientes. En el lado paraguayo es un trámite muy sencillo. Cuando nos atendieron los bolivianos empezaron a buscar fallas en mi documentación y a revisar la furgoneta. Por fin el funcionario encontró una falla, al parecer mi seguro no vale en territorio boliviano, eso dice él, porque yo cuando lo contraté le pregunte por ello al agente y me aseguró que sí.
-          No le puedo dejar pasar sin seguro.
-          Pero si aquí pone que vale para todos los países del Mercosur.
-          Si, pero Bolivia no es. Solo está en el Mercosur en calidad de invitado.
-          ¿Y donde puedo hacer el seguro?
-          En Villamontes o en Paraguay.
-          Pero en Paraguay tendría que volver hasta Asunción, no me podría dejar ir hasta Villamontes y lo soluciono allí, que esta solo a 60 km.
-          Ya se lo he dicho, el riesgo de que usted se accidente correría a cargo de la aduana y nosotros no estamos dispuestos. Aunque tal vez si dejara una garantía…
Ahí está, ya me ha pedido dinero.
-          ¿Y cuánto puede ser esa garantía?
-          Pues no sé, valore usted lo que le costaría volver a Asunción. Si no tiene bolivianos le acepto guaraníes.
Le ofrezco 25.000gs y me los devuelve diciéndome que es muy poco y que no agarran menos de 100.000. Por fin una rápida intervención de Andrea encauza la situación.
-          Más dinero no tenemos pero yo vendo algunas artesanías a lo mejor te podría dar algo para que regales a tu novia o a tu madre.
-          Tráigalas a ver.
Cuando abre el maletín en policía se relame. Agarra una bufanda y Andrea le dice que se la quede. Sintiéndose seguro también agarra dos pulseras más. Acto seguido imprime un papel y me dice que me da 30 días de permanencia en el país pero que los puedo renovar en cualquier oficina de aduanas por 180 más. ¡Ya no necesito seguro para circular por Bolivia! ¡Que hijos de puta¡ Eso sí, nos ha salido por el equivalente de 15000gs.
Tenemos que hacer otro trámite aduanero a 10 km. Paramos a lado de la oficina y esta vez no nos piden nada, rellenamos un formulario y nos sellan sin problemas. A la salida nos aborda un militar y casi nos impone que llevemos a una persona hasta Villamontes. Es un chaval, se llama Raul, tiene 19 años y trabaja en una petrolera. Nos lleva por un atajo que resulta ser la una carretera casi acabada y abandonada cuando solo quedaba echar la última capa de asfalto. La mayoría del asfalto ha desaparecido pero queda una buena pista, ancha, sin baches una delicia después de lo sufrido. El chico es muy simpático y hablador, nos indica donde podemos dormir en el pueblo y nos guía hasta el sitio. Quedamos con él para cenar en una hora. Yo creía que no iba a aparecer pero si lo hizo y encima nos invitó a cenar. Nos bebimos 4 litros de cerveza entre los tres y acabé cantando Julieta Benegas en un karaoke, apoteósico.
Al día siguiente cuando bajo de la furgoneta descubro Villamontes, un pueblo bastante moderno, con todas las calles asfaltadas, una plaza llena de esculturas y muy limpia. Después de dar un paseo por el mercado y bebernos todo tipo de zumos para aplacar la resaca volvemos a la furgo. Resulta que la noche anterior se me había presentado el dueño del restaurante frente al que estábamos aparcados. Este es Charly, y tiene una niña de seis años que lo acompaña que se llama Glenda.
Glenda:
-          ¿Eso es una casa rodante?
-          Si, ¿quieres verla?
-          Pues claro.
-          Ahh, que bonita, papi yo quiero tener una. – Y pone ojitos de súplica.
-          Esto es algo que te lo tienes que comprar tú cuando seas mayor. – Le digo.
-          Tiene razón el señor cuando seas mayor te compras una. – Interviene Charly.
Al rato de estar hablando con ellos Charly se ofrece para enseñarnos “el angosto” este es un cañón que forma el rio Pilcomayo. Por su puesto aceptamos y a partir de ese momento se convierte en nuestro guía. Pasamos las siguientes cinco horas con ellos dos, como si nos conociéramos de toda la vida. Nos cuenta que estamos en la parte más rica de Bolivia, de donde se saca el gas. Que es una zona caliente porque por aquí sale toda la cocaína que va a Argentina pero que en cambio es una zona muy segura. El angosto es increíble, un tajo en medio de una sierra escarpada por donde escapa el rio, águilas y halcones por todas partes, un mono cruza la carretera delante de nosotros. Donde el rio forma unas pozas grandes hay un poco de playa. Bajamos y contemplamos a los pescadores de sábalo tirar la red, porque hay que pescarlo con red ya que no muerde el anzuelo.

Apenas treinta y seis horas en Bolivia y ya nos ha sacado el dinero la policía, nos han invitado a cenar, hemos salido de juerga y encima nos han paseado. Bolivia mola.

4 comentarios:

  1. Ya ves si mola. Y tu viaje más.
    Tío, ¿ingresáis algo o tiráis de ahorros?. Por muy barato que sea, con tanta policía...
    Me encanta saber de vosotros.
    Espero más aventuras.
    Un beso para ambos.

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    1. Hola amigo. Tiramos de ahorros sobretodo, pero ahora vamos ha hacer una inversión para ver si podemos estar unos meses viviendo de la artesanía. Aquí hay mucha y barata.
      Muchos besos para ti y toda tu familia.

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    2. traducción para argentinos: mola es divertido? te reitero que tu estilo de relato resulta atrapante. Recién, en medio de las desventuras con la policía tuve que interrumpir la lectura por un llamado de mi hija y seguía pensando en como iría a terminar, jaja
      Es bueno el comentario de tu sobrino. Va siendo hora que aparezcan recursos genuinos. Y de última está la bien dispuesta de Andrea, (jajaja no se lo cuentes porfa)
      Un abrazo

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  2. Traducción para argentinos:
    Mola = Joya, me copa, me gusta.
    Tío = Che
    Gracias por seguirme, de verdad que me sube mucho el ego.

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