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Policias

Las carreteras en Bolivia están bastante bien, las asfaltadas por supuesto, claro que hay cuatro. La gran pega que tienen es que están llenas de controles policiales, y siempre te tocan las pelotas. En el primer control se nos suben a mirar, en el siguiente el tipo dice que nos falta el permiso de traslado ¡Y ese papel no existe!
Por fin llegamos a Santa Cruz. La ciudad más rica de Bolivia. Localizamos el centro, que no es poco en el caos circulatorio y cuando estoy frente a la catedral para girar a la derecha se me cruza uno y me deja parado en medio del cruce. Cuando voy a arrancar ya se ha puesto el semáforo en verde para los del otro sentido y dejo pasar a los dos únicos coches que venían. Por supuesto unos policías me han visto y me mandan acercarme a la acera.
-          Buenas Tardes, agente.
-          Buenas, podría enseñarme su carnet de conducir.
-          Por supuesto – se lo doy.
-          Usted se ha saltado el semáforo impidiendo la circulación de las otras movilidades. Eso es una infracción.
Por supuesto le explico que yo lo he pasado en verde y todo lo que ha pasado, pero que si quieres arroz catalina. El tío sigue con lo de la infracción y me mete a un compañero atrás en la furgoneta para llevarme a no sé dónde. Éste me sigue contando que me van a secuestrar el vehículo y no voy a poder sacarlo hasta que pague la multa, que son 180 bolivianos, y como los bancos están cerrados vamos a tener que buscar hotel porque no se puede pernoctar dentro de la furgoneta si esta está bajo custodia. Vamos que le daría con el hacha en la cabeza allí mismo y me marcharía picando rueda hasta el siguiente país. Pero no, Andrea se sienta a su lado y con su simpatía característica le explica que vivimos ahí, que vendemos artesanía. Le enseña la furgo, le abre todos los armarios. El polizonte se ve atrapado su juego y me manda parar en una plaza. No vayamos a llegar a la comisaría sin haber cerrado algo.
-          Señora, yo preferiría hablar con el conductor que es el que le ha cometido la infracción.
-          Habla conmigo, tranquilo ¿tú tienes novia?
-          Sí – y el madero (policía) le enseña la foto en el móvil.
-          Púes es muy guapa. Si quieres yo te regalo unos pendientes que la van a encantar.
Al final se lleva los pendientes y tenemos que volver al lugar para que el compañero se lleve otros para la mujer.

Pero todo esto en un ambiente de lo más amigable. De hecho estamos durmiendo en el parking de los coches secuestrados y nos dejan la ducha. 

4 comentarios:

  1. tiene razón tu amigo Pablo, si no fuera por Andrea estaríamos peregrinando para retirar tus restos.
    Creo que la idea de invertir en artesanías es fantástica. Pronto te veré abrir un local en la calle Florida
    Gran abrazo

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  2. Ya van 2 veces que Andrea encuentra la solucion rapida a base de artesania...no hay como llevar siempre unos pendientes en el bolsillo para salir de estos problemas. Tened cuiadin con estos maderos-chorizos y que no os coman la moral!!
    Besos a los dos!
    Jeronimo

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  3. Hooola querido mio. Ya has vuelto al currele, que tengo varias entradas desde suiza.
    Besos la ti y tu family.

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