Trinidad es una ciudad fea, arisca, con una plaza central
llena de vendedores ambulantes. Eso sí los zumos que hacen están buenísimos y
de yapa (de regalo) te dan otro vaso. Nos enteramos que cerca en el rio Mamoré
se pueden ver Bufeos, delfines de río. Este rio va cambiando su cauce en cada
crecida, hace diez años pasaba por Puerto Varador y ahora lo hace 10 km más
allá. A donde llegamos es un lugar de cruce. Como existe un desnivel de unos 15
metros, desde la orilla al río han escavado unas rampas por las que entran y
salen los vehículos que quieren cruzar. También corretean cerdos, perros,
cabras y unos cuantos vendedores. Esta es la ruta que une Trinidad con La Paz
por lo que pasan bastantes camiones. Hay dos tipos de barcos, todos con muy
mala pinta. En unos pasan camiones y coches, y en los otros más pequeños motos.
Como no hay nada para hacer turismo preguntamos a un grupo de gente.
-
Hola ¿sabéis si se pueden ver bufeos y si
alguien nos puede llevar?
-
Uno mufeo
hay aquí – nos dice una chica señalando a un compañero, todos reímos.
Al final conseguimos que una de las embarcaciones que llevan
motos nos dé una vuelta para intentar avistar alguno. Sorprende mucho que los
ayudantes son tres chicos. Dos de ocho años y el tercero, que más que ayudar
acompaña, de cinco. Martín es el más espabilado.
-
Hola – le saluda Andrea - ¿trabajas aquí?
-
Sí, mi madre me ha dado permiso.
-
Pero eres un poco chiquito ¿no?
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Ya tengo ocho años, además me pagan 10 bs. Y ya
tengo ahorrados 180.
-
Ala, cuánto dinero y ¿qué vas a hacer con tanta
plata?
-
Le voy a comprar una chamarrita a mi hermanita
recién nacida y lo que me sobre es para ir a jugar a la compu.
-
Muy bien, y ese chico que te ayuda es más
pequeño que tú ¿no?
-
No, también tiene ocho pero es bajito. Es que su
padre es muy peticito – y ríe.
-
¿Y has visto muchos bufeos?
-
Si, y una vez vi una sirena que se peinaba con
un peine de oro.
-
¿Y era guapa?
-
Si muy guapa.
-
¿Tanto como yo?
-
Si – contesta con cara de pícaro.
Yo mientras voy dejándome los ojos por si veo algún delfín.
De repente a mi lado aparece un lomo gris rosado, inmediatamente después salen
dos un poco más atrás. Son grandes más grises que rosas pero da igual. Los dos
babeamos y el capitán sonríe ya ha acabado el tour.
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